martes, 1 de junio de 2010

Teach me wrong from right

Atendía a todo lo que el profesor decía, sentada en frente de su pupitre, sin hablar mucho, participando y tomando apuntes de su clase, riendo de algún que otro chiste que él hacía, y en los ratos libres simplemente dibujaba o escribía cosas en un cuaderno violeta.
Qué lastima, extrañaré a ése profesor. Más que nada por la forma en que daba la clase, el acento español que tenía... y por el buen concepto que el tuvo de mí... más que nada.
Creo que mi mejor recuerdo de él fue el último, ya que dio la casualidad de que fue mi cumpleaños y, previendome de esto, lleve una torta.
Fue una tarde espléndida, no hacia ni frío ni calor, y estaba soleado. La torta estaba riquísima y el ambiente que se creó junto con el profesor, nunca lo olvidare.
No solíamos hablar durante sus tres horas de literatura, pero este día fue la excepción. Tras la primera hora de lección oral que tuvimos, de la cual terminé con un 10 de nota, decidimos hablar sobre nuestras vidas, las diferencias entre España y Argentina, con respecto a la comida, y alguna que otra cosa sobre el pasado "día de la familia".
En la tercera y última hora nos decidimos con el curso a celebrar mi cumpleaños tomando la gaseosa y cortando la torta que había llevado para la ocación, y terminamos la última tarde con ése profesor, celebrando mi cumpleaños y hablando de alguna que otra cosa sobre mi feliz día y comida de España.

Mi linda anécdota.

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Teach me wrong from right

Atendía a todo lo que el profesor decía, sentada en frente de su pupitre, sin hablar mucho, participando y tomando apuntes de su clase, riendo de algún que otro chiste que él hacía, y en los ratos libres simplemente dibujaba o escribía cosas en un cuaderno violeta.
Qué lastima, extrañaré a ése profesor. Más que nada por la forma en que daba la clase, el acento español que tenía... y por el buen concepto que el tuvo de mí... más que nada.
Creo que mi mejor recuerdo de él fue el último, ya que dio la casualidad de que fue mi cumpleaños y, previendome de esto, lleve una torta.
Fue una tarde espléndida, no hacia ni frío ni calor, y estaba soleado. La torta estaba riquísima y el ambiente que se creó junto con el profesor, nunca lo olvidare.
No solíamos hablar durante sus tres horas de literatura, pero este día fue la excepción. Tras la primera hora de lección oral que tuvimos, de la cual terminé con un 10 de nota, decidimos hablar sobre nuestras vidas, las diferencias entre España y Argentina, con respecto a la comida, y alguna que otra cosa sobre el pasado "día de la familia".
En la tercera y última hora nos decidimos con el curso a celebrar mi cumpleaños tomando la gaseosa y cortando la torta que había llevado para la ocación, y terminamos la última tarde con ése profesor, celebrando mi cumpleaños y hablando de alguna que otra cosa sobre mi feliz día y comida de España.

Mi linda anécdota.