martes, 25 de mayo de 2010

Waiting for you, Mizu...


Dicen que acariciar perros quita un porcentaje considerable de stress. Por suerte, tengo una perrita llamada Indy, a la que acaricio bastante, y al perrito de mi pareja, que pide caricias. Ultimamente, noté que mi perrita está más tiempo conmigo, y demanda más cariño... es como si percibiera que tendré pronto una perrita... parece estar celosa de quién aun no ha llegado... y acariciarla más de la cuenta no me esta quitando el stress de encima... que va. De todas formas yo estoy algo ansiosa por ver a Mizu, la perrita que, espero, esté el 5 de junio en casa... y eso debe Indy de estar notándolo. También pienso en comprarle una canastita, un collar y juguetitos para perros, así no muerde mis calzados.
Recuerdo cuando Indy era chiquita y se quería subir a los sillones de casa y siempre la retábamos hasta que un día nos cansamos y terminó ganando ella. Luego cuando nos mudamos ella terminó durmiendo afuera unos dos o tres años, hasta que, nuevamente, nos convenció de dormir adentro estando así más calentita por las noches. Es algo que creo que va a terminar repitiéndose.
En fin, estoy ansiosa y con ganas de darle a mis perritas cariño... pero con una, por ahora tendré que esperar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Waiting for you, Mizu...


Dicen que acariciar perros quita un porcentaje considerable de stress. Por suerte, tengo una perrita llamada Indy, a la que acaricio bastante, y al perrito de mi pareja, que pide caricias. Ultimamente, noté que mi perrita está más tiempo conmigo, y demanda más cariño... es como si percibiera que tendré pronto una perrita... parece estar celosa de quién aun no ha llegado... y acariciarla más de la cuenta no me esta quitando el stress de encima... que va. De todas formas yo estoy algo ansiosa por ver a Mizu, la perrita que, espero, esté el 5 de junio en casa... y eso debe Indy de estar notándolo. También pienso en comprarle una canastita, un collar y juguetitos para perros, así no muerde mis calzados.
Recuerdo cuando Indy era chiquita y se quería subir a los sillones de casa y siempre la retábamos hasta que un día nos cansamos y terminó ganando ella. Luego cuando nos mudamos ella terminó durmiendo afuera unos dos o tres años, hasta que, nuevamente, nos convenció de dormir adentro estando así más calentita por las noches. Es algo que creo que va a terminar repitiéndose.
En fin, estoy ansiosa y con ganas de darle a mis perritas cariño... pero con una, por ahora tendré que esperar.