Hasta en el último aliento se me interpusieron en la mente las cosas que "aun me quedan por perder". Mi tiempo se interpuso. O yo me interpuse a emplearlo bien. Ya perdí mucho... todo esto. Me duele. Aunque no me dejaré vencer por ése sentimiento, parezco estar perdiendo la vista y las fuerzas. Cuesta sonreír con tanto dolor en mi interior.
Cada vez más se apodera de mí el sentimiento de soledad. Toda una desesperanza total. Suelo decirme a mí misma que no debo darme por vencida frente a los enemigos. Mostrar la mejor de las sonrisas en el peor de los momentos es una de las mejores armas que puedo usar.
Dentro de mí abunda el odio. El odio hacia él.
Asíque le pregunto en mi mente.
-Dígame usted, ¿cuándo será su turno?
pues estoy cansada de esperarle.