domingo, 7 de febrero de 2010

Apartada de la gente.

Saliendo bruscamente de una adicción que casi terminó conmigo, busqué refugio en las personas que suponía eran mis amigas.
Unas semanas después de todo ese conflicto con mi familia, que significó mucho sufrimiento para mi, vuelvo al mismo lugar de siempre.
Ví las mismas caras, pero con diferentes miradas. Ellas no parecían ser las mismas del día anterior.
Me ocultaban algo, yo lo suponía, pero al principio opté por ignorarlo. Una de mis amigas especialmente, se mostraba ofendida conmigo, aunque yo todavía no me había percatado de eso.
Más tarde, ése mismo día, me decido por hablarle y preguntarle sobre sus problemas.
Ella termina culpándome de algo que no había hecho pero que supuso, por medio de terceras, que yo hice. Intenté de explicarle cómo fueron realmente las cosas, de disculparme por el mal entendido, de intentar arreglar las cosas que yo no había destruido, pero, no hubo caso. Ella decidió tirar abajo nuestra amistad, o sólo amistad por mi parte, gracias al comentario impreciso de una persona desconfiada y demás en el tema de conversación.
Su pérdida de confianza en mí, sin un buen motivo aparente, hizo en mí la más grande desilusión que pude tener de alguna supuesta "amiga" mía.
Eso no fue lo peor. Al ser ella la aparente víctima de la historia, la pobrecita de la que supuestamente hablé mal, todas las demás de mí grupo terminaron por creerle, y por olvidar lo que fue de mí el resto del año.
Ahora por alguna extraña razón, una de ellas, la cual consideraba una buena persona, a la que yo deseaba conocer mejor, y que desgraciadamente también me decepcionó... pide mi ayuda. Yo casi más debía gritarles para que dejasen de darme la espalda, para que alguien me ayudara, todo lo que fue del año estuve sola, evitando hablarles, evitando su falsedad. Decidí abrirme sola, decidí sólo cargar con mis propios problemas y eliminar a la gente que no me ayudaba de mi cabeza.
Ahora entro en una duda. Pensar en ayudar a quien no me ayudó y me dio la espalda, o dejar que pase por lo mismo que yo pasé. Quizás será lo tanto que me dolió esto lo que me impide no querer ayudarla... pero si la ayudo, habré tirado abajo mi pensamiento de no ayudar a los enemigos. Y eso hice.

Apartada de la gente.

Saliendo bruscamente de una adicción que casi terminó conmigo, busqué refugio en las personas que suponía eran mis amigas.
Unas semanas después de todo ese conflicto con mi familia, que significó mucho sufrimiento para mi, vuelvo al mismo lugar de siempre.
Ví las mismas caras, pero con diferentes miradas. Ellas no parecían ser las mismas del día anterior.
Me ocultaban algo, yo lo suponía, pero al principio opté por ignorarlo. Una de mis amigas especialmente, se mostraba ofendida conmigo, aunque yo todavía no me había percatado de eso.
Más tarde, ése mismo día, me decido por hablarle y preguntarle sobre sus problemas.
Ella termina culpándome de algo que no había hecho pero que supuso, por medio de terceras, que yo hice. Intenté de explicarle cómo fueron realmente las cosas, de disculparme por el mal entendido, de intentar arreglar las cosas que yo no había destruido, pero, no hubo caso. Ella decidió tirar abajo nuestra amistad, o sólo amistad por mi parte, gracias al comentario impreciso de una persona desconfiada y demás en el tema de conversación.
Su pérdida de confianza en mí, sin un buen motivo aparente, hizo en mí la más grande desilusión que pude tener de alguna supuesta "amiga" mía.
Eso no fue lo peor. Al ser ella la aparente víctima de la historia, la pobrecita de la que supuestamente hablé mal, todas las demás de mí grupo terminaron por creerle, y por olvidar lo que fue de mí el resto del año.
Ahora por alguna extraña razón, una de ellas, la cual consideraba una buena persona, a la que yo deseaba conocer mejor, y que desgraciadamente también me decepcionó... pide mi ayuda. Yo casi más debía gritarles para que dejasen de darme la espalda, para que alguien me ayudara, todo lo que fue del año estuve sola, evitando hablarles, evitando su falsedad. Decidí abrirme sola, decidí sólo cargar con mis propios problemas y eliminar a la gente que no me ayudaba de mi cabeza.
Ahora entro en una duda. Pensar en ayudar a quien no me ayudó y me dio la espalda, o dejar que pase por lo mismo que yo pasé. Quizás será lo tanto que me dolió esto lo que me impide no querer ayudarla... pero si la ayudo, habré tirado abajo mi pensamiento de no ayudar a los enemigos. Y eso hice.